BOOM DE LA TEGNOLOGÍA CAUSA CHOQUE GENERACIONAL


Pocos años han pasado desde que la televisión a color entrara en funcionamiento. 1950 fue la década de su aparición en Estados Unidos y otros países. Un poco más adelante, en 1967, se efectuaron las primeras transmisiones a color en México, y una década después sucedió en España. Así, poco a poco, el mundo entero ha ido conociendo y desarrollándose con los avances de la tecnología.

Los jóvenes de hoy han crecido con ella, pero nuestros padres y abuelos que vieron el nacimiento de la televisión a color como un gran acontecimiento, no nacieron con el chip del siglo XXI. Ese chip que permite que en la actualidad los niños de 6 años se sienten frente a un computador y lo manejen como cual muñeca de trapo.

Y es que muchos adultos no logran comprender cómo es que un niño de esa edad goce de una habilidad que ellos deberían tener, simplemente por el hecho de contar con más conocimientos, más preparación, más edad o simplemente, por ser su padre, su abuelo o su maestro. Por lógica, los adultos deberían enseñar a los niños, pues no, en este siglo el papel se ha invertido, por lo menos en el tema de la tecnología.

Un simple ejemplo: un adulto se compra un celular lo más sencillo posible (porque eso de bluetooth, acceso a Internet, radio mp3, cámara fotográfica y para usted de contar es muy complicado). Sólo lo quiere para llamar y recibir llamadas. Pero también puede mandar y recibir mensajes de texto (algo que no hacía con su antiguo teléfono analógico). ¡Gran problema! Empieza desesperadamente a tocar todas las teclas del celular, se llena de rabia e impotencia por no saber cómo es que se envía un mensaje de texto. Se lo da a su pequeño hijo de 8 años y en 10 segundos éste consigue la forma de hacerlo, sin haber tenido antes el aparato en sus manos…. El padre piensa: ¡qué frustración!, pero al final se convence de que el niño es su mejor guía de usuario.

Así pasa con Internet, con la laptop, con los videojuegos, con el DVD, con el Ipod, con las cámaras digitales, etc, etc. Hay que reconocer que en medio siglo el cambio ha sido muy drástico. Los seres humanos estamos abarrotados de información, que en muchos casos, podría ser catalogada como “información basura”.

Pero es necesario profundizar en el punto de Internet. Aquí me detengo porque sus funciones son múltiples y porque aunque queramos o no, nuestra vida está ligada a su uso frecuente y en muchos casos, diario.

Ahora el lema es “Internet para todo”: para buscar información cuando estudiamos, para trabajar, para chatear, para mandar y recibir correos electrónicos, para leer las noticias, para jugar, para realizar transacciones bancarias, para hacer reservaciones de hotel o comprar boletos de avión si queremos viajar, para realizar compras, para conocer gente, o sencillamente “para curiosear o matar el ocio”.

Aquí en Venezuela lo necesitamos hasta para sacarnos el pasaporte y para obtener dólares. Así que si usted no tiene Internet o no sabe usarlo, lamento decirle que está fuera del mundo real. Esto porque la realidad es que por comodidad o necesidad tenemos que adaptarnos a las nuevas tecnologías para entender el lenguaje del mundo global.

Es una nueva forma de comunicación, que para las generaciones que anteceden a los jóvenes de hoy, resulta difícil de comprender. Son códigos que no logran descifrar. Ahí es donde se produce el choque generacional. Padres e hijos avanzan con formas de vida y lenguajes distintos. De alguna manera, en muchos casos, los adultos dependen de los jóvenes para no quedarse atrás en este tema.

Sin duda, estos avances tecnológicos han contribuido al desarrollo de las naciones, pero también han hecho al hombre más dependiente y más pasivo. Ahora con tan sólo un “clic” tiene muchas cosas al alcance de su mano.

Quién sabe qué nuevo acontecimiento sorprenderá al mundo en unos años más… Por ahora, ya se habla de aviones como el novedoso 787 Dreamliner de Boeing. Éstos consumirán menos combustible gracias a la sustitución de un 50% de aluminio (material omnipresente hasta ahora en la fabricación de aviones) por materiales compuestos, como las resinas de fibra de carbono. Se habla también de vida en otro planeta.

Sin embargo, nada puede ser más asombroso que hacer un viajecito a la luna. Así como lo lee: ¡UN VIAJE A LA LUNA! Si dispone de unos 80 millones de euros podrá cumplir el sueño que logró Neil Amstrong el 20 de julio de 1969.

La compañía Space Adventures, que ya está comercializando los viajes al espacio para civiles ha lanzado esta oferta y prevé poder poner en órbita al primer viajero lunático en 2008, después de un duro entrenamiento de seis meses.

Creo que la mente humana no alcanza a imaginar más allá de esto. Pero tal y como vamos, lo menos que se me ocurre es que las futuras generaciones vivirán tal cual Supersónicos. Quien quita y lo podamos ver desde arriba a través de un telescopio. De ilusiones también se vive...

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