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Mostrando entradas de agosto, 2009

Gobernantes vs Pueblos

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Gobernantes: llevan consigo el peso de educar, formar y conducir a un país hacia el desarrollo. Son líderes que tienen el poder de decidir lo que será el futuro de la Nación que representan. Aunque ciertamente es preciso tomar en cuenta la historia del país y el papel de antiguos Jefes de Estado, el Presidente que asume el mandato en un momento dado, puede sin duda cambiar el rumbo de los ciudadanos que lo eligieron. Pueblos: siempre están a la espera de que llegue un gobernante mejor que el anterior. Albergan la esperanza de vivir en un país que ofrezca más y mejores oportunidades de empleo. La historia se repite “n” cantidad de veces. En la mayoría de los casos, los pueblos tienen el derecho de elegir al mejor postor. Una vez ejercido el sufragio, deben seguir las directrices de quienes mandan, pero también tienen el deber de alzar la voz cuando disienten de una acción que se ejecute del lado de allá. Jamás existirá la perfección, pero sí se pueden lograr avances importantes, o en

P a s i ó n

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Es sufrimiento, diversión, sentimiento. La pasión nos roba la razón. Nos eleva a un estado donde la conciencia no comprende tal o cual acción, sin embargo, la ejecuta. Se siente y no se sabe por qué. Trastoca el pensamiento, inquieta, seduce. Su lenguaje es un código mudo que habla a través de la mirada o del corazón. Sentir pasión por alguien o por algo motiva a seguir descubriendo, a caminar por un trayecto desconocido que invita a continuar para descifrar qué hay más allá. Las palabras son pasión, la música, el arte, la naturaleza, el amor. La vida misma lo es. Ella es motor del sentimiento, es esperanza y ganas. Impulso por seguir, despertar y luchar. Pasión, divino tormento, sacrificio sublime que nos comprueba que aquí estamos y aquí seguimos. Llama del amor, motivo de dolor alguna vez, sentido de locuras y alegrías. Fuerza que no resiste ni compite. Siempre es ganadora y día a día se renueva, porque no se le acaban los porqués para volver a sentir y vivir otra historia, que pue