Espera que no espera
Un día pensó, vio y soñó. Pensó que faltaba mucho aún por recorrer, vio gente querida a su alrededor y soñó que más temprano que tarde llegaría la verdadera felicidad.
Pero…
El tiempo pasó y creyó sentirse feliz sólo por momentos, realmente fueron más las ilusiones que los anhelos cumplidos. Entonces, volvió a creer que todo aquello que esperaba llegaría; y sin duda llegará. Tiene la certeza, porque sus palpitos nunca fallan, o por lo menos, a eso le apuesta.
Profundos pensamientos, creencias y convicciones que no logran, a veces, ser expresados al hablar, sin embargo, persuaden a más de uno. Sabe conquistar a través de su áurea que atrae cual imán y que le ha abierto todas las puertas que ha tocado, aún cuando algunas parecían no tener llave de entrada.
Y va andando, y sigue soñando, siempre con una ilusión a cuestas, sintiendo que ha logrado, teniendo la firmeza que alcanzará más y dándole rienda suelta a la paciencia, su mejor amig@.
Trata de dar lo mejor de sí en todo y para todos, pero muy a su pesar, no siempre obtiene lo que quiere. Y eso es precisamente lo que le da fuerzas para continuar porque insiste: lo mejor no ha llegado. Para allá va, está en esa búsqueda, como lo están todos, en silencio.
Espera sin esperar y sobre todo, sin desesperar; es consciente de que es un punto más de los miles de millones que conforman el espacio.
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