N a v i d a d . . .
Repites, envejeces, pero siempre celebras. Sí, eres nostálgica. Será porque llegas sin haber cumplido las metas trazadas o porque algunos no están o quizás no estarán tan cerca cuando ya seas pasado.
Siempre alegras, pero también entristeces a pequeños y viejos corazones. Evocas tiempos añorados y marcas, año tras año, la interrogante del porvenir. Despides y das la bienvenida. Cierras ciclos, amansas los corazones y alborotas la economía.
Fomentas la unión familiar, entre el calor y el frío, entre paisajes de nieve o atardeceres de mar. Pones fin al calendario con las doce campanadas que anuncian la llegada de un año más. De nuevos sueños e ilusiones, de otros 365 días que volverán a recorrer caminos, envejeciendo lentamente la vida de todos.
Allá vuelan los renos en algún cuento, en la imaginación o en la creencia de aquél niño que espera ansioso la llegada de Santa. Millones de luces se encienden para iluminar tu llegada, así como millones de pinos se adornan para decorar calles y hogares, para sentir por unos días que la paz llegó al fin, aunque sea realidad o simplemente una quimera.
Hoy y siempre, ¡Feliz Navidad!
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¡Feliz año!
Z.-