EL ARTE DE ESCRIBIR
Pensar para escribir. Escribir para expresar. La escritura es un arte y hacerlo bien es un don. Resulta fácil para quien le apasiona hacerlo pero sumamente difícil para el que lo hace por obligación. No se estudia para escribir bien, simplemente surge de manera natural. El punto está en saber expresar lo que se quiere decir y lograr que se entienda.
Escribir es la máxima expresión del arte puro. No hay trucos. Las reglas las pone el que escribe, hay que atreverse.
Un papel en blanco. Ideas vienen y van, poco a poco aparecen una serie de palabras que deben concordar. Es el principio de muchos principios. Un tachón, otra idea, palabras nuevas. No sé muy bien qué quiero escribir hoy, sólo sé que quiero hacerlo. Pasión infinita que se enriquece con el tiempo, con experiencias propias y de terceros. La inspiración se consigue en las pequeñas cosas o en los estados de ánimo más extremos.
Sí, para escribir bien hay que hablar bien pero el papel aguanta todo, por lo que en él es más fácil expresar el pensamiento y el sentimiento. Las palabras forman parte de nuestras vidas, las vemos a cada instante y procesamos su significado de forma automática. Las escuchamos y las leemos, pero la mayoría de las veces lo hacemos “viendo” y no OBSERVANDO u “oyendo” y no ESCUCHANDO. Lo que dice una canción, lo que cuenta un libro, lo que sale en la prensa a diario, las frases talladas en el tronco de un árbol, lo que escribió cualquiera en la puerta de un baño público, en el muro de la esquina, en el asiento de un autobús. Toda escritura por pequeña que sea tiene como fin expresar un mensaje, sólo hay que prestar un poco de atención.
X día, X mes, X año… Allí estaban las palabras que A necesitaba leer. A estaba pasando por un mal momento, se sentía completamente sola y sin rumbo. En una ocasión mientras manejaba habló con Dios: “Diosito demuéstrame que me escuchas, demuéstrame que estás conmigo para poder seguir adelante”. En ese instante miró por la ventana del auto y a su lado estaba un autobús que decía en su parte posterior: “Hijo, yo siempre te he escuchado y nunca te he dejado solo”. Bastó que A leyera el mensaje para recobrar la esperanza. No fue casualidad. A observó y encontró lo que buscaba. Estaba allí para ella.
El que escribe por pasión lo hace también como una forma de drenar sentimientos y una vez que comienza lo hace para el resto de su vida, aunque no se dedique a ello de manera profesional. El papel es como una especie de refugio, es el mejor cómplice porque no habla y siempre está ahí para aguantar más y más palabras. El que escribe es privilegiado porque cuenta con una forma de comunicación única, personal y maravillosa que no tiene límites, que puede conmover, hacer llorar, reír y fantasear al lector menos manipulable. Es el poder de las palabras el que puede llegar a los más puros sentimientos o a los más maquiavélicos pensamientos. Todo está en el cómo y en el por qué.
Escribir: arte inmortal y único. Nadie lo hace como nadie. Escribir es pasear por las ideas, es plasmar emociones, es una forma de ver la vida; escribir es en fin, hablar con las manos.
Comentarios
besos
Jim
Besitos.
Cristi
Adriano González Leon.
¿Y sabes? Me gusta tu forma de escribir. Te invito a visitar mi blog:
http://eldiariodesconocido.blogspot.com/
Un abrazo.