Nadie sabe cuál es la forma de garantizar el éxito en la vida. Y “éxito” no necesariamente significa lo mismo para cada persona.

Desde la infancia nos repiten sin parar que debemos estudiar para ser exitosos, respetados y para poder alcanzar independencia económica. Es cierto que es muy importante tener una carrera universitaria, pero muchas veces es un arma de defensa más.

No todas las personas que consiguen culminar la Educación Superior ejercen su profesión, bien sea por falta de oportunidad, o porque simplemente estudiaron por satisfacer el deseo de sus padres.

No todos los universitarios que ejercen alcanzan el éxito profesional. Muchas veces no consiguen lo que soñaron (salarios dignos o el reconocimiento público). Esto conlleva a buscar otras alternativas para vivir mejor y es ahí donde llega la frustración, y por ende, el fracaso. Digo fracaso para quienes estudiaron enamorados de sus carreras y convencidos de que ésta los llevaría a la cima. Pero también puede llegar el éxito: dedicarse a algo que nunca imaginaron y conseguir resultados inmensamente satisfactorios, (sin dejar de lado los conocimientos académicos adquiridos, que siempre serán de gran utilidad).

No todas las mujeres y hombres exitosos del mundo tienen o tuvieron un título universitario. El éxito personal y profesional de cada quien va a depender a parte de los estudios, de muchos otros factores que no tienen que ver con un título en sí. Aquí se ponen en juego las ganas de trabajar, el sentido común, las oportunidades, cómo nos relacionamos con los demás y la suerte.

Si todos los factores se unen de manera positiva en la vida de una persona que tiene ciertos conocimientos, pero que no ha pasado por una universidad, probablemente ésta llevará una vida digna y hasta con ciertos lujos que en algunos casos un universitario no se puede dar.

Un buen ejemplo de esto está representado en muchos europeos que emigraron a Venezuela después de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de ellos no tiene una carrera universitaria, pero vive mejor que muchos profesionales. Su fuerte ha sido el comercio, pero el punto está en cómo lo han desarrollado.

La visión de futuro, la honestidad, la astucia, las ganas de trabajar, el esfuerzo y los valores familiares son elementos que le han permitido a miles de europeos conseguir una vida estable lejos de sus países de origen, que abandonaron por razones de fuerza mayor. Eso para ellos debería representar un triunfo.

Pero habría que ver lo que para cada quien significa alcanzar el éxito. Para algunos será ser un profesional y llegar a tener mucho dinero, el auto último modelo, una quinta con piscina, viajes y joyas. Para otros, será el reconocimiento público y la alabanza de ser el mejor en lo que hace. Habrá quienes vean reflejado el triunfo en conseguir la familia que nunca tuvieron. Y no faltarán aquellos a los que quizás nunca les llegue ese éxito, simplemente porque jamás se plantean alcanzarlo. Viven sin pensar en el mañana.

Al final el “éxito” es relativo. Una carrera no lo garantiza, mucho dinero tampoco si no se sabe administrar. Creo que es cuestión de saber distinguir las buenas oportunidades y estar preparados para enfrentarlas.

EL FACTOR SUERTE

Hay gente que piensa que todo está en la suerte…. “Llegó donde está por pura suerte”.

Es cierto que ésta hace de las suyas de vez en cuando, pero no por suerte se puede llegar a ser Presidente de un país o un destacado neurocirujano.

La suerte más pura y real es la que interviene en los juegos de azar.

El llegar a ser Presidente no está definido por suerte, sino por los que deciden a quien darle el cargo. No se escoge el papelito en un recipiente con los ojos cerrados. Como ésta, hay muchas situaciones en las que intervienen terceras personas.

Superarse dependerá de uno mismo en primer lugar, pero en ese trayecto también cuentan las personas que nos rodean. Éstas nos facilitarán o nos obstaculizarán el camino para subir los peldaños que nos tracemos.

Muchas veces para obtener un buen empleo se necesita “un buen contacto”, más que un buen resumen curricular. ¿Será entonces, suerte de contar con muchos amigos en cargos estratégicos? Una mezcla de ambos es el antídoto perfecto para encontrar un buen empleo.

Pero la visión del éxito que planteo no está referida únicamente a la parte económica/profesional, sino también a la parte meramente personal.

Y en esta última si que es verdad que no interviene la suerte ni la relatividad. El resultado se pulsa con los años y se cuenta desde la infancia. No por coincidencia encontramos, (a veces con dificultad), personas educadas, amables, sinceras, honestas, responsables, bondadosas y amigables. Definitivamente eso se aprende en el hogar.

El éxito personal parte de los buenos valores que nos inculcan en la casa. Si se cuenta con un buen concepto de FAMILIA ya las bases están construidas. La mitad del camino ya está asegurado, y será más sencillo alcanzar triunfos, a pesar de los obstáculos que sin excepción se nos presentan a todos a lo largo de la vida.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
hay una maxima que le aprendi a la dra dena...SUERTE TE DE DIOS QUE EL SABER NO TE IMPORTE...desgraciadamente en america latina...hay gente que ostenta puestos sin cumplir el perfil deseado...con unos megasalarios que envidiaria culquier comun que viva en este planeta... su suerte es tener ciertas influencias ya sea politicas y sociales...eso los lleva a encumbrarse en puestos que no merecen porque NO SABEN ABSOLUTAMENTE NADA...atte dra.sagcoley

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