Vida real vs era digital

Más allá de la pantalla de un teléfono móvil o de un computador, hay una vida que espera ser vivida. Me sumerjo en esta reflexión un poco contradictoria al verme involucrada por pasión y profesión a los encantos del fascinante mundo 2.0.

Entonces, navego entre dos aguas: una que golpea con fuerza y arrastra hacia la imperiosa necesidad de vivir conectada a internet y otra apaciguada y serena que busca refugiarse en la paz de los afectos, de las palabras, de los detalles y los recuerdos.

Hago un alto y escribo. Descanso y viajo en mis recuerdos. Reflexiono y busco respirar aire fresco.

Es una lucha interna que, de cierto modo, me obliga a desconectarme de la pantalla y conectarme con la vida real desde el lugar donde me encuentre, observando los detalles de la naturaleza, pero sobretodo, conversando cara a cara con la gente que me rodea.

Por instantes vivo la realidad y siento los matices de la cotidianidad y por largas horas soy parte de un infinito mundo virtual que me hace crecer, aprender, informar y crear.

Soy híbrido de un pasado que valora el calor de un abrazo -y que se empeña en llamar a mi puerta- y de un presente que mira al futuro con ansias de comerse el mundo, gracias a las infinitas oportunidades profesionales y personales que brinda internet.

En foto, un instante en el que sentí que era necesario apartarme del computador, observar a mi alrededor y recordar que no somos más que seres humanos que debemos apostar por sensibilizarnos, más allá del envolvente, adictivo y ambicioso universo digital.


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