Eterno regresar...

No sé por qué a veces te dejo. No sé por qué me alejo, si eres refugio, libertad, paz. Eres la voz interior que no calla jamás, aunque a veces permanezca dormida o distraída en un día a día que no da tregua.

Quisiera no ausentarme tantas veces, llevarte como pluma indeleble que no borra el tiempo, pero siento que quizás, cada vez que te reencuentro me descubro nuevamente a la vez que vas saliendo para llenar ese blanco que encandilan mis ojos en cada comienzo de un texto. Y así rimas mis líneas, sin querer ni pensar, así como riman mis sentimientos por hilar cada frase y conectarla con algo que irá más allá, que ni yo misma sé qué dirá hasta después del punto que me invita a continuar por un sendero incierto, pero lleno de emociones por decir más.

Es así como escribiendo logro un expresar infinito de espacio y de tiempo que me divierte y me envuelve en un mundo seductor en donde las palabras se escriben solas.

He vuelto de donde nunca me ido ni me iré, mientras fluyan pensamientos locos o cuerdos que quieran terminar estampados como tantos otros que ya estampé.

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