Letras en el corazón

Tiempo, tiempo… De vez en cuando no dejas ser, ni que salgan estas letras que se escriben solas, que llegan con el pensamiento libre y puro.

Palabras no pensadas que aterrizan y se plasman, que juegan un poco a la rima, tímidas a veces, otras atrevidas. Tanto que decir, así como de vivir. Vivir mirando más allá de lo que se ve en cada evento, palabras empeñadas en lo profundo, que salen a flote así sin permiso ni contemplación; que engrandecen las ideas que se quedan desnudas ante el sentir; ese que se traduce en las manos, vínculo que exterioriza y transporta cada letra hasta aquí… Aquí frente a los ojos del lector anónimo y desconocido que ha llegado a este rincón por casualidad o curiosidad, porque hasta aquí tenía que llegar.

Lector silencioso que seguramente retrocederá para repasar estas ideas que quedan claras en el corazón del que las escribe, pero que probablemente confundan a quien no comprenda que escribiendo se dice mucho más que hablando, que leyendo las líneas una y otra vez se pueden descifrar a veces los sentimientos, esos que no se explican en sí mismos y que cambian rápida y repentinamente.

Esos que impulsan e inspiran, que florecen ante una mínima circunstancia de la vida, sea propia o ajena. Son tan profundos que evocan a la reflexión. Lo complicado es que no tienen explicación, son sensaciones que aparecen por inspiración.

La de hoy se resume en una sola palabra: CONSTANCIA; 10 letras, un enorme significado. Tan grande que no se mide ni se toca, sólo se vive con fortaleza y convicción mientras dura el trayecto que conduce a la gloria.