Tú, mi horizonte
De grandeza infinita, con misterios y encantos. Sonido que relaja y transporta a la paz. Inmensidad que me hace libre al verte, sin saber realmente qué hay debajo de ti. Volver a contemplarte es renacer. Es sentir el viento que roza mi cara, llamando siempre a una próxima vez. Frente a mis ojos el sol anuncia un nuevo amanecer, calentando la ola que se rompe a mis pies. Allá miro a lo lejos, no puedo medir tu grandeza. Eres obra de Dios. Me sorprendes, me atraes, me encantas, pero soy nada delante de ti. Me sumerjo tímidamente en tus aguas saladas y me siento afortunada; pero no me fío de ti. No sé en qué momento la calma que reflejas pueda convertirse en inesperada tormenta. Entonces, mantengo distancia. No me canso de mirarte, pero tu profundidad me espanta. No quiero pasar tu límite desconocido, aunque guardes en él maravillas marinas. Caminar en tu orilla es estar cerca de ti. Acompañas mis pasos mientras siento tus aguas refrescarme del sol que se siente a sus anchas, calenta...