Almas nobles

Siempre están ahí. Alerta a cada ruido, a cada movimiento a cada novedad. Sus ojos reflejan todo su ser, y aunque no emiten palabras, saben bien cómo hacerse entender.

Fieles amigos y compañeros, capaces de brindar el más puro amor sin esperar nada a cambio. Un solo gesto de cariño hará que su colita se mueva sin cesar.

Son sencillamente el mejor ejemplo de lealtad. Lástima que no todos los seres humanos entiendan y aprecien el valor de un perrito, y en general, de cualquier animal.

Perros y gatos tienen su carácter, sin duda. Pueden ser tan simpáticos o ariscos como se lo propongan, pero eso sí, la relación con su dueño será clase aparte. Entre ellos se creará un hilo sentimental imposible de romper y una confidencialidad que podrá causar celos entre los miembros más cercanos al animalito. Esto es lo que hace especial el hecho de tener a una mascota. Con el tiempo, se irá involucrando cada vez más con las personas y el entorno que lo rodea, por lo que llegará a ser tan amado como cualquier otro miembro del grupo familiar.

Es una suerte poder conocer y descubrir lo especiales que pueden ser y el amor que pueden llegar a hacer sentir los animales, en especial los perros y gatos. Es algo que sólo puede entender quien se atreva a vivir con ellos, tratándolos como merecen.

Siempre seré defensora del bienestar de cualquier animal. Pero hay que tener conciencia y reconocer que algunos perros, por ejemplo, son peligrosos y que aunque por ningún concepto deben ser maltratados, tampoco deben ser expuestos de tal forma que puedan agredir a personas u a otros animales.

Todo animal actúa por instinto, por lo que no hay que confiarse y mucho menos desafiarlos, aun conociendo su comportamiento.

Condeno enérgicamente TODO maltrato hacia ellos, ya sea doméstico, a través de la cacería indiscriminada, en circos y zoológicos o en cualquier sitio público, sólo porque pueden representar un “estorbo” para los presentes. Me opongo además a sacarlos de su hábitat natural.

En el caso de los cetáceos la situación se ha tornado crítica en la Patagonia Argentina, donde las Ballenas Francas están en peligro de extinción debido a la explotación de esta especie, que se caracteriza por ser un animal lento, lo que facilita su matanza. Su principal atractivo es que generan una alta producción de aceite.

Su disminución poblacional ha sido tal que el Gobierno argentino le otorgó la protección máxima al nombrar Monumento Natural a todas las Ballenas Francas que se registren en aguas jurisdiccionales de la Nación.

Ojalá todos los Gobiernos del mundo adoptaran medidas que apunten a proteger al medio ambiente y que la gente tome conciencia acerca de la importancia y el valor que tienen los animales en la vida del Hombre.

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