MATICES DE LO COTIDIANO
Como cada mañana despierta. Vuelve a hacer cada movimiento de forma automática. Casi dice las mismas palabras de ayer, de anteayer, de la semana pasada. Se siente como en un laberinto, la mente no logra salir de allí, aunque trata; busca ordenar a los ojos que vean otro espacio, otro color, otra razón. Pero no, no lo logra. Así está escrito. O así quiere seguir, o a lo mejor no tiene otra opción. Y es que la cotidianidad es así, lineal, carece de color, de expresión, de sentimiento, de novedad, de aventura, de interés. Trata de llevarnos derechito, siempre por el mismo camino; puede sorprender, pero es raro que ocurra. Así pasa el tiempo: libre. Ocupado. Alegre. Desanimado. Entre sí y no, entre hoy y mañana. El deseo de lograr metas está allí presente; lucha entre lo que quiere ser y lo que es. A veces acepta, otras cae y aunque tarde, vuelve a levantarse para seguir anhelando, soñando, como siempre. “Siempre” estará siempre, en nuestro vocabulario, en la mente, en el corazón. Romper...